Crecí escuchando poco, leyendo los labios. A mis 23 años, a raíz de una hipoacusia hereditaria y progresiva me quedo sorda. Aún con mis padres en desacuerdo, decido realizarme una cirugía de implante coclear. Al poco tiempo mi mamá fallece inesperadamente, y al escuchar sus últimos audios de Whatsapp revivo los recuerdos de su voz que me trasladan a los sonidos de mi infancia. Es a partir de este momento que tomo conciencia de todo lo que había perdido junto al sonido, y comienzo a cuestionarme: ¿Cómo escucha quien no escucha?