La actuación de Vincent Macaigne, uno de los actores contemporáneos más capaces de transmitir la desesperación extrema, en sin duda el punto alto de este film de Elie Wajeman, uno de cuyos coescritores es el propio Macaigne. El papel consagratorio de este parisino con aspecto de oso bueno pero acorralado es sin duda el de la notable La batalla de Solferino (2013), donde intentaba retener a sus hijxs mientras su ex cubría, como movilera, las caóticas elecciones presidenciales de 2012.