Una mujer casada y un hombre libre se conocen. Se aman, discuten, llueven golpes. Un perro deambula entre la ciudad y el campo. Las estaciones pasan. El hombre y la mujer se reencuentran. El perro se interpone entre ellos. El otro está en uno. Uno está en el otro. Y estas son las tres personas. El exmarido hace explotar todo. Comienza una segunda película. Lo mismo que el primero. Y, sin embargo, no. De la especie humana pasamos a la metáfora. Terminará en ladridos. Y el bebé llora.