San Lorenzo había ido construyendo la supremacía que anidó su gol, que fue uno solo pero que le regaló la mayor alegría, quizás la única de las últimas largas semanas: el 1-0 sobre Godoy Cruz, ese que le permitió reencontrarse con el triunfo, ante su gente, en el Nuevo Gasómetro y luego de una racha de cuatro derrotas seguidas.