Hasta donde Julia Saurel (Alexandra María Lara) puede recordar, ha tenido una relación difícil con su padre, Michel (Jean Reno). Tres días antes de casarse, recibe una llamada telefónica: tal y como había previsto, su padre no podrá asistir a su boda: acaba de morir. Julia no puede evitar ver el lado tragicómico de la situación. Sus sueños nupciales se transforman en planes fúnebres e incluso desde la tumba, parece que Michel tiene su propia forma de perturbar la vida de su hija. Pero al día siguiente de su funeral, Julia descubre que su padre le tiene reservada una última sorpresa. Cuando llega a su casa se encuentra una gran caja de madera: en su interior hay un androide de tamaño natural, un calco de su padre. El androide le explica a Julia que contiene la memoria de su padre y que tiene una batería que dura siete días. Después de eso, se apagará automáticamente. Es tan convincente que convence a Julia para que se embarque en un viaje por carretera, como padre e hija, para recuperar el tiempo perdido. El viaje de Michel y Julia se convertirá en algo inesperado: una búsqueda del primer amor de Julia, Tomas (Alex Brendemühl), a quien conoció en la caída del Muro de Berlín, un periodista que ella cree que fue asesinado en su misión, pero ¿lo fue realmente?