La selección japonesa logró este miércoles un impacto casi tan fuerte como el que logró Arabia Saudita el martes ante Argentina: con dos goles en ocho minutos, los nipones le dieron vuelta el partido a Alemania para ganarle 2-1 en un encuentro en el que habían sido claramente superados y que podrían haber sido goleados. Los germanos dominaron durante 75 minutos, pero se quedaron sin resto y lo pagaron con una derrota inesperada que dejó más abierto que nunca el Grupo G de la Copa del Mundo. Si alguien sólo vio la primera hora del partido, jamás podrá entender que Alemania no haya ganado el juego. Ya en ese momento era raro que solo lo hiciera por un gol, aquel penal que marcó Gundogan en el primer tiempo, teniendo en cuenta que tuvo el dominio estratégico, físico y psicológico del trámite, además de generar numerosas ocasiones de gol frente al arco de Gonda.