Super Mario Bros es algo así como el GOAT (Greatest of All Times) de los videojuegos. Nave insignia de la casa japonesa Nintendo durante la época de oro de los juegos arcade (lo viejos “fichines”) y la guerra de las consolas, que la empresa mantuvo en la década de 1980 con competidoras como Sega o Atari, la saga de Super Mario es la más vendida de la historia de esta industria cada vez más redituable. Como se sabe, hace rato que el cine se convirtió para el mundo de los juguetes en un aliado fundamental, casi una unidad de negocios paralela que busca explotar en la gran pantalla los productos más exitosos entre los chicos. Por eso el estreno de Super Mario Bros: La Película, adaptación animada del universo del videojuego, no solo no es una sorpresa, sino que tampoco es el primer intento que la compañía nipona hace para instalar su franquicia en el cine o la tele. Sin embargo parece que será esta versión 2023, después de varios intentos fallidos, la que conseguirá el objetivo. Atrás queda la película de 1993, que no fue animada, sino que tenía a Bob Hoskins en el papel del pequeño plomero de ascendencia italiana y a John Leguizamo como su hermano Luigi. Mientras que el papel de Bowser, archienemigo de los héroes, lejos de ser una tortuga mutante era el sacado de Denis Hopper con un peinado parecido al de Max Headroom. Unas líneas más arriba se usó el adjetivo “fallida” para calificar a esta producción, pero después de recordarla bien y pensándolo un poco mejor, el calificativo más justo sería “malísima”. Con la vara tan baja, no era difícil hacer una mejor adaptación.