Se desmarca, la pide y recibe. La pisa, levanta la cabeza, busca la mejor opción y saca el pase largo. No es el 10 ni el 5, tampoco el 2 de buen pie. Es Marinelli, el arquero, ubicado casi siempre de líbero. A partir de él, Tigre propone ataques rápidos, saltando líneas y amontonando gente en zona de peligro. No en vano Diego Martínez alineó cuatro atacantes por arriba del 1,80 metro. En Argentinos, en cambio, sólo uno de sus defensores supera esa cantidad de centímetros. Así, lo más claro del Matador pasaba por las llegadas por el fondo de Zabala (1,87) aunque sin puntería con sus cabezazos.