Julie está confundida. No sabe si seguir estudiando Medicina, hace un paso breve por Psicología, después piensa que tal vez fotografía o escritura. Y se aproxima a los 30 años. Y vive con la mamá. Y sus relaciones de pareja, si bien no pasajeras, terminan abruptamente. Julie está buscando. Está buscándose a sí misma, y está buscando también un hombre del que no se sienta a la zaga, o que no invada su privacidad. “Me siento como una espectadora de mi propia vida”, dice. Y quiere dejar de serlo, aunque más no sea diciéndole no a lo que no le gusta. Julie es una mujer en tránsito. En tránsito a una Julie que se adivina en su sonrisa, en sus alegrías, en sus reacciones más maduras, aunque esa Julie todavía no termine de aparecer.