Steven Speilberg parece decidido a volver a cruzar su camino con el de Stanley Kubrick. Así como en 2001 filmó Inteligencia Artificial, un proyecto que tenía en manos el director de La Naranja Mecánica al morir en 1999, ahora la apuesta es mayor. Se trata de llevar a la pantalla el que quizás haya sido el más grande proyecto cinematográfico que nunca se filmó: la vida de Napoleón. Kubrick se obsesionó con la idea de hacer una gran biografía fílmica del emperador francés, pero fue superado por las circunstancias. Su idea era comenzar la producción en 1968, después del estreno de 2001: Odisea del Espacio. Había leído infinidad de libros sobre Bonaparte y literalmente tenía la película en la cabeza. Pero la magnitud del proyecto lo superó y no consiguió financiación. A lo que se sumó el estreno de Waterloo, en 1970. Esa película, que recrea la derrota final del Gran Corso, fracasó en la taquilla. Dirigida por Sergei Bondarchuk (que venía de filmar Guerra y Paz), la mala suerte ahuyentó toda posibilidad para Kubrick. MGM decidió dar de baja su apoyo a Kubrick.