Dog es una de esas películas casi imposibles de evaluar. Ideológicamente es aberrante, pero en términos narrativos funciona, con méritos como el de no caer en sensiblerías cuando podría haberlo hecho. Pero claro, cómo se hace para empatizar con una película belicista, racista, misógina y anti LGBQT +. Y a su vez cómo no dejar de considerarla en sus propios términos -eficacia narrativa, sobriedad expositiva, desenlace sin golpes bajos-. Y a la vez cómo perdonarle que sea una película que parece hecha por white trashes (blancos pobres y reaccionarios) para white trashes. Uno de esos casos en que el crítico agradecería no tener que calificar con ningún puntaje, ya que está entre un 1 más grande que una casa y un 6 más o menos bien ganado. ¿El promedio, entonces? Entre 3 y 4. Tampoco da. Lo ideal sería una calificación disociada: un 1 para lo ideológico, un 6 para lo estrictamente cinematográfico. En fin, se le pone un 5 al voleo y se trata de explicar a qué viene tanta esquizofrencia.