Los trabajadores franceses no dan tregua en su lucha contra la reforma jubilatoria del presidente, Emmanuel Macron, el principal destinatario de las críticas durante la novena jornada de movilización. Las más de 300 manifestaciones convocadas en el país concentraron 3,5 millones de personas, según los sindicatos, lo que supone igualar el récord del pasado siete de marzo, aunque las cifras del gobierno son más modestas, algo por encima del millón. Pese a la aprobación de la ley, el movimiento de protesta contra la reforma de las pensiones no pierde intensidad con la incorporación de muchos jóvenes, según las organizaciones estudiantiles, y con sectores en huelga que, como el de los combustibles, amenazan con paralizar la economía. Lo ajustado del resultado que permitió sacar adelante la reforma el lunes pasado por tan solo nueve votos y la firmeza de Macron, dispuesto a aplicarla antes de fin de año pese a su escasa popularidad, parecen haber fortalecido la protesta.