Organizado por un conjunto de medios brasileños, el debate fue el primero del calendario de campaña rumbo a las presidenciales. Según el equipo del PT, Lula recibió instrucciones de bajar el tono para no dar la impresión de ser un candidato agresivo. El expresidente necesita dialogar con los votantes indecisos que han mostrado, en distintos sondeos, aversión a los candidatos que atacan violentamente a los opositores. Sin embargo, para los miembros de la campaña citados por Folha de Sao Paulo, Lula habría errado en su nivel de moderación al no haberle respondido con mayor contundencia a Bolsonaro, quien le dirigió la primera pregunta del debate. El presidente citó una denuncia de Antonio Palocci en la que el exministro de Economía acusaba al gobierno de Lula de recibir periódicamente sobornos de 50 mil reales (alrededor diez mil dólares). Lula no cuestionó directamente la información de Bolsonaro, prefiriendo dirigir su respuesta a los logros de su gobierno. El exlíder sindical destacó el crecimiento de Petrobras durante su gestión y afirmó que su gobierno estuvo marcado "por la mayor política de inclusión social, por la mayor generación de empleos, por el mayor aumento del salario mínimo, por la mayor política de inversión en agricultura familiar".