El calzado tuvo un pico de fama cuando Estudiantes de La Plata se entrenó con esos botines antes del partido contra Manchester United por la Copa Intercontinental de 1968. En una fotografía de la época se lo ve a Carlos Bilardo a caballito de Eduardo Madero con los célebres botines de “suela y tapones de goma moldeada y capellada de loneta”. Aquel campeón del mundo se había nutrido del semillero de Sacachispas con dos jugadores que harían historia: Eduardo Manera y Alberto Poletti. Pasadas varias décadas, hoy todavía resuena en la cancha pegada a la autopista Presidente Cámpora el cantito: “Yo nací en una villa, que es de chapa y de cartón, soy del barrio de Soldati, soy del Lila y de Perón”. Sacachispas, el nombre tomado del equipo que protagonizó Pelota de Trapo, el club que pasó de la literatura deportiva de Borocotó y sus Apiladas en El Gráfico al cine, y de jugar en potreros y calles del barrio a tener su primera cancha gracias a Perón, hoy habita en la segunda categoría del fútbol nacional. Está a un paso de la Liga Profesional, de la élite del fútbol argentino, 74 años después de su fundación.