Matías Rojas tomó la pelota, levantó la mirada por un instante, la volvió a bajar para ubicar dónde estaba la redonda y sacó el zurdazo desde atrás de mitad de cancha, sin siquiera llegar a la altura del círculo central. La pelota vólo y voló... mucho más que el intento del arquero de Ñublense y se convirtió en el 1-0 de Racing. Una acción de antología del paraguayo, uno de los mejores jugadores del momento.