Trailer de Petite nature — Softie (HD)

“¿Qué quieren hacer cuando tengan 30 años?”, pregunta el nuevo maestro, como modo de empezar a conocer a sus alumnos de 10 u 11. Todos responden algo, más o menos realizable o fantasioso, salvo Johnny, que se queda sin respuesta. Tal vez sea por la reciente separación bastante violenta entre sus padres, quizás porque él tiene áreas sin desarrollar. Johnny es un chico rubio y de pelo largo, con padres de clase media baja, natural de Alsacia, cerca de la frontera con Alemania. Es responsable, ingenioso e inteligente, y dibuja muy bien. Aunque eso no lo sabe ni él mismo. Solo su maestro. A la madre, de escasa formación y algunos excesos alcohólicos, le cuesta acompañar el crecimiento de su hijo. Johnny (Aliocha Reinert), además, tiene deseos que no sabe cómo canalizar. Y que cuanto lo haga no será del modo (ni la persona) más adecuados. Programada en la Semana de la Crítica en Cannes, la segunda película del realizador y guionista francés Samuel Theis (con la primera, Party Girl, había ganado en 2014 la Cámara de Oro, también en Cannes) se caracteriza por su abordaje oblicuo y sensible, nada formulaico, de temas cliché. Empezando por la sexualidad precoz y aún no del todo definida (aunque una coda muda parece anunciar hacia dónde se desplazará el deseo de Johnny) y siguiendo por la violencia familiar, la incomprensión paterna (o materna, en este caso), el conflicto entre la pertenencia de clase y las potencialidades infantiles, el bullying ocasional. En todos los casos, Theis va en contra de la obviedad. Johnny no es un chico homosexual reprimido por la cultura y sus padres, la violencia familiar es esporádica y no llega a ser traumática, su madre tiende a la agresividad y el alcoholismo, pero no vive tirada en un sillón o castigando a su hijo. Tiene un empleo, de hecho, aunque sea tan mínimo como atender un kiosco.