Como esa frase que afirma que si algo tiene cuatro patas, mueve la cola y dice ¡guau!, entonces es un perro, está claro que Babylon, lo nuevo de Damien Chazelle, fue pensado, escrito y filmado con la mira puesta en la entrega de los Oscar. Su elenco, multiestelar hasta en los cameos. El ostentoso despliegue de producción. La sobreactuación del virtuosismo técnico, en especial en el diseño de puestas y movimientos de cámara. Y sobre todo, una historia pensada como homenaje al cine, en especial al Hollywood clásico (recurso que ya demostró ser efectivo a la hora de cosechar nominaciones, como lo prueba el multinominado musical La La Land, trabajo anterior del propio Chazelle), todo apunta a los Oscars. Sin embargo, Babylon está teniendo dificultades para cumplir este objetivo: recibió “apenas” cinco nominaciones a los Globos de Oro (y solo ganó el de Banda de Sonido Original, una categoría relativamente menor) y nada más que tres en los BAFTA británicos, ninguna de ellas en un rubro estelar. A juzgar por lo pretencioso que se ve en pantalla, dicho rendimiento sin dudas debe estar siendo considerado como un notorio fracaso por sus productores. Habrá que ver que pasa el próximo martes, cuando se anuncien las nominaciones de los premios de la Academia.