Boca y Quilmes armaron un primer tiempo tan bueno en Mendoza que el precio de las entradas ya estaba cubierto para los 45 minutos finales, que en realidad fueron unos insólitos 66 entre demoras por incidentes en las tribunas y el descuento. Fundamental para el atractivo ida y vuelta que mantuvo en vilo a los arqueros fueron las numerosas desinteligencias de los fondos de uno y otro equipo: el Cervecero en la pelota parada y el Xeneize, en el retroceso.