A 33 años de su fundación, The Brian Jonestown Massacre es toda una institución en los terrenos del indie y en especial de la música psicodélica. Sin embargo, el atractivo del grupo californiano recae en la actitud errática de su cantante, guitarrista y fundador, Anton Newcombe. Lo que al mismo tiempo lo convirtió en un artista carismático, de culto y hasta enigmático. Tiene 55 años, pero parece todo un veterano del rock. Tampoco se sabe cómo puede terminar un show de su banda, ni qué puede pasar en el medio. El público que concurre a sus recitales, devenidos en una especie de feligresía narcótica, lo hace con la misma sugestión de quien consume placebo. Tanto es así que desde abajo del escenario se construye el mito. Tal como sucedió el martes a la noche en C Complejo Cultural Art Media, en lo que fue la vuelta del grupo a Buenos Aires.